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El origen de la danza (fragmentos)

La danza y su origen


En la evocación y en el aliento, en el asidero ignoto de los ojos primeros que miraron el amanecer. Hasta allá en donde las fuentes históricas no alcanzan a documentar. “aquellas animas” a las que en la palabra los danzantes les refieren, “aquellas que nos legaron estas tradiciones”, esas que ya no alcanzan el nombre, que se pierden en el recuerdo y el paso del tiempo. El tiempo que aun al jade quiebra, y aunque sigue recordándonos lo perecederos que somos, no dispersa del todo en la memoria el aroma de lo que hace que el canto y la flor en el instante que florecen y abren la corola, se mantiene vigente el legado y el aliento vital de la oración del mito original.

¿De dónde viene la Danza? ¿Cuál es su origen?…


EL ORIGEN DE LA DANZA LA TOMA DE CONCIENCIA
José Antonio Cruz

Aquel domingo mentado me dirijo a él, un danzante, hombre menudo de unos 50 años, de quién Agustín ya me había hablado, después del saludo protocolario le suelto la pregunta ¿Jefe, cuando inicia la danza? no recuerdo si le pregunté que si en Sangremal o hice al alguna referencia, provocativa, ante el regionalismo que suelen tener los grupos y su versión tradicional, en este caso del valle de Toluca. El caso que se pone serio, después se sonríe y me dice que “fue antes, mucho antes … antes ¡miles y miles de años atrás!”.

Por un momento pensaba que estaba bromeando

     La danza apareció “cuando el hombre dejó de ser animal instintivo y pasó a ser animal racional”….

CONIN “El que hace ruido”

J. Alberto Coranguez Patiño

(Fragmento de la obra del mismo nombre)

           Es la primera semana de julio de 1531, en la planicie de Andamexey muy de mañana Conin y sus capitanes incluyendo a Hernán Pérez de Córdoba está a la espera de las señales de los chichimecas que anuncie la llegada de los intrépidos jefes de lo que se empieza a conocer como “la Gran Chichimeca”. Estos no se hacen esperar en el cerro más cercano en donde no hay vigías, se aparecen un grupo de guerreros chichimecas haciéndose notar con sus armas en la mano y con movimientos lentos depositan sus armas en el piso como señal de paz.

Es la señal de que se acercan los grandes jefes chichimecas Guamares, quienes se acercan parsimoniosamente, los jefes principales vienen por delante y a poca distancia dos decenas de Capitanes, todos han honrado su palabra y vienen desarmados, los anfitriones también están desarmados, son hombres valientes naturalmente unos y otros no vienen solos, sus contingentes a prudente no se dejan ver, pero están a la expectativa y en posición de entrar en combate si reciben la orden….

Santiago Apóstol y los rituales agrícolas.                                                                                                 
Origen y emblema de identidad en la Danza Conchera

                                                  María Cristina Córdova Ugalde3

Que es aquello que  yo miro
Que en cielo está
Es nuestro Señor Santiago
Del Cerro de Sangremal.

Y en Querétaro
y en México están
todas la conquistas
Del Cerro de Sangremal
(Fragmento de alabanza tradicional
)

Dentro de los muchos legados de la tradición mesoamericana se encuentran los rituales agrícolas; los cuales histórica y geográficamente se han ido definiendo y particularizando en cada región; para la zona centro y sur de la República donde surgieron culturas como las nahuas, otomíes, pames, matlatzincas tlahuicas, mazahuas (por mencionar algunas), dichas manifestaciones han ido conformado el eje de la unidad doméstica y colectiva.                                             

No todos los pueblos comparten las mismas

creencias ni identidad, sin embargo, todos disponen de una estructura ideológica y de valores que los ayudan a entender e interpretar el mundo; de tal manera que la figura del Santiago Apóstol ha sido receptáculo de varias identidades que dependiendo del contexto en el que determinada sociedad o grupo lo acogió como su emblema, ha justificado acciones, fundaciones y tradiciones. Esto a partir de la asimilación, reelaboración y refuncionalización tanto de símbolos como de ideas.

Para el caso de la fundación de Querétaro la figura de dicho santo conllevó a la reelaboración de tradiciones que se manifestaron en el ámbito dancístico; donde se encuentra la manera en que dicha figura se convirtió en un símbolo específico de la tradición Conchera – imagen que se ha tomado como el “Santo de los danzantes”-. Y aunque se ha sostenido que el origen (tanto mítico como histórico) de esta danza es Querétaro, Guanajuato también juega un papel importante en su conformación histórica, hipótesis que se sustenta a partir de la tradición oral manifiesta en las alabanzas interpretadas por los danzantes y en sus propios testimonios, así como en el análisis de fuentes históricas e iconográficas coloniales….

En el nombre de la cruz.

Temoatzin Tew, Fabián Frías. Profesor asociado UMK.

           Llegaba en su vochito1 blanco a todas partes. Antes de apagarlo, “ruuuuuuuuuuuuum, ruuuuuuuuum, ruuuuuuuuuuuuuuuum…”, fuerte, recio, escandaloso, incomodando. “No es necesario hacer eso, la máquina funciona bien”, decía mi maestro cuando lo escuchábamos y cada que él estaba por recibirlo en su casa. Mi maestro fue excelente mecánico, así que sabía lo que decía. Yo estaba muy chico, pero alcancé a darme cuenta: no es que fuera innecesario que tata Manuel hiciera eso, más bien, eso era la expresión de su propio carácter. Era él mismo entre revoluciones y potencia, estruendo, bujías, firmeza, anuncio y cierre. Ese era uno de sus gritos de guerra.

“Así llega y así se va, deja te lo presento”, dijo mi maestro. “¿Eres el mozo, el mocito de Fernando?”, sí mi General, quedo también a sus órdenes.

Mi maestro y él fueron grandes amigos, cercanos, confidentes y claro, compinches. Lloró mucho el día de la muerte de su hermano y yo quedé conmovido ese día y de esa partida ya que pocas veces en mi vida había visto lágrimas sinceras y profundas en un hombre. Así fue mi tata Fernando, le conocí las más hermosas sonrisas y también las lágrimas más honestas y sin dique. Papá lloraba como, creo ahora, se debe llorar.

Esta historia no es sobre tata Fernando, es sobre su amigo pero todo queda en un entramado singular. Aquí comienza, acelerando el motor de su auto para apagarlo y frente a mis ojos que, fortuna y destino, pudieron aprender un poco de él. Es el Capitán General Manuel Rodríguez Campos.

El Capitán General Manuel Rodríguez Campos es indígena de Sangremal, Querétaro. Ésta tampoco es la historia, pero el punto enfocará el total, ahora difuso. Él es heredero de múltiples objetos, pero los objetos, si bien no son la referencia única, bien que son la dicha y desdicha de quienes les quieren retener en prestigio o como validación de presencia inalterada. Y aun así, ésta aún no es la historia pero esto es clave de lo que ocurrirá después.

Tata Manuel hizo de su forma de vida un atrevimiento sin tregua o negociación y de esto, no hay quien juzgue ya objetivamente, quizá sólo quien hable de oídas, pero lo importante no es qué se dice ahora, sino qué realmente hizo nuestro General. De él escuché por primera vez, y para dar un ejemplo, el concepto de soberanía espiritual. “Nuestra liturgia Chichimeca, indiana.”…

Danza prehispánica.
(Fragmento  y adelanto)

Isidro Jiménez Ramírez

Danzo que danzo siempre danzaré

“La forma de establecer el vínculo con los dioses y espíritus era por medio de la danza y el canto en torno a una fogata.”

La invocación de los antepasados desde la velada hasta el cierre después de la danza, va entreverada al recuerdo de aquellos que han dejado las enseñanzas por generaciones sucesivas, que se amparan en ellas para su continuación y preservar la raíz de una identidad que se reinventa al paso de los siglos, desde las sociedades de tiempos antiguos hasta la actuales.

“todos los casos, la escenificación del mitote se llevaba a cabo en torno a una gran fogata pues el ‘fuego … siempre se enciende en el baile’ comenta Pérez de Ribas de ahí la necesidad de contar con abundante leña. La fogata se mantenía prendida hasta que terminaba el mitote. 47

   El comportamiento del culto a los ancestros es una devoción que trasciende por la historia, 48 existe sustrato de ello en términos que son comunes a las lenguas de las culturas que nos anteceden; náhuatl: teyolia / tonalli / ihiyotl; hñahñu: mbui / nzakim / ndähi; maya: o’hlis, / k´ínn / ikk, (corazón / calor /aliento-alma).49 Entidades anímicas en cuanto a la esencia de lo que somos en vida, lo que se manifiesta en lo que comprendemos de la vida y que se transforma ante el misterio de la muerte. Una noción y conocimiento que se transmite, al invocarles de esa forma se reivindica su origen y el nuestro.

“Lo anterior sugiere fuertemente que la creencia en estas tres entidades anímicas era un fenómeno panmesoamericano ya que se encuentra desde el norte hasta el sureste de esta región cultural y las referencias a ellas abarcan más de un milenio”50

    Los puntos de contacto y diferencia que se establecen entre las cosmovisiones de los nativos y la de los recién llegados, tiene vínculos de correspondencia a su vez que desentendimientos y rasgos totalmente distintos, lo que se adapta o adopta responde a lo que de mejor forma se traslapa en una concepción ya existente, la cual es de mucha raigambre y por tanto más común a todos las naciones en ese amplio mosaico pluricultural, con su diversidad de regiones así como forjado al paso de muchos siglos precedentes.51

“[…] El oficio divino o rezo diario de los sacerdotes es descrito como in tlatlatluhtiliztli, initlatlahutiloca in Dios” […] El Cielo empíreo es llamado ilhuicatl itic (interior del cielo), descrito a veces como “la casa de Dios”. El santisimo Sacramento es in teutlaqualli, “alimento divino” […]

Algunos términos se habían adaptado firmemente como mexicanos, a juzgar por su adaptación a las reglas gramaticales de la lengua náhuatl. Tal es el caso de “ánima”: tanima, animantzin, itlacoanimatzin, imanimashuan; […]” 52

    Las ánimas se les considera en la flor, en la ‘cuenta’, en las cruces, en los ‘parandes’ hasta el punto de trascender como esenciales para conservar y transmitir la danza, además de hacerse manifiestas y tener lugar durante la misma.

    Desde los mismos pasos de la danza (recordemos que el ‘permiso’ o ‘firma’ también se le conoce como ‘la persignada’53) a la forma elemental del tendido de flores y la armazón de madera en que se levanta, la cruz está siempre presente, incluso remata la parte superior de los ‘suchiles’ o parandes, recubiertos de cucharillas y ofrendas, en memoria de los antepasados. En los movimientos de la danza, junto con giros, pasos serpentinos, desplazamientos, cuentas elementales de simetría y geometría, la cruz es figura imprescindible y fundamental en varias ejecuciones….

El sentido de la conquista entre las hermandades de danzantes de la Santa Cuenta

A. Rafael Flores Hernández

Malinche abanderada

de todo corazón

y los indios jareros

delante la Santa Cruz

Como podemos apreciar en la estrofa citada, fragmento de uno de los cantos que se entonan para comenzar el rito de la danza entre las mesas concheras, la rememoración de algunos personajes y pasajes de la conquista son recurrentes en la narrativa de las danzas rituales de nuestros días. No es extraño que muchas de las narraciones presenten versiones alternas a las perspectivas institucionalizadas sobre los procesos históricos (por ejemplo, la enseñada en la escuela o la escrita por historiadores profesionales).

En el caso de varias de las denominadas Danza de la Conquista, como la danza de matachines en el norte de México o la danza de concheros en el Bajío y centro del país, la Malinche es reconocida como la gran conquistadora y fundadora del nuevo régimen, relegando el papel de Cortés y los españoles como artífices de la Conquista, hasta incluso llegarlos a desaparecer de las narrativas.

En el caso de las agrupaciones concheras, parte importante de su ideología se sustenta en el concepto de conquista. La visión sobre ésta se expresa en los cantos y largos discursos que acostumbran dar y escuchar en cada una de sus fiestas. De acuerdo con su propia versión, otomíes evangelizados, procedentes de Tlaxcala, marcharon hacia el territorio de frontera con los chichimecas en el siglo XVI, en donde actualmente se sitúa la ciudad de Querétaro, para llevar el cristianismo. La Malinche iba a la cabeza de aquel contingente, acompañando al capitán conquistador otomí y numerosos soldados. Ambos grupos, los otomíes y chichimecas se enfrentaron en una batalla que regó con sangre el cerro sagrado, montaña de origen, hoy conocido como Sangremal. Esta lucha concluyó ante la aparición portentosa de una cruz milagrosa, hierofanía con la cual se erigió el nuevo pueblo colonial….

El origen de los calpultin de la Danza Azteca-Mexica

Michelle Leisky

La Danza Azteca-Mexica se ha arraigado en las ciudades mexicanas y hoy en día es difícil imaginar festejos de eventos importantes en la historia azteca-mexica sin su presencia. Sin embargo, el rostro de la Danza Azteca-Mexica y los grupos de danza llamados calpultin empezaron a crearse hasta a partir de los años ochenta del siglo pasado. Aunque muchos danzantes Mexicas de hoy creen que la forma del ritual actual refleja sobre todo su legado prehispánico, surgió de la Danza Conchera aztequizada donde los elementos católicos fueron reemplazados o removidos.

Desde los años cuarenta del siglo pasado algunos danzantes concheros sentían la necesidad de cambiar las formas antiguas y “aztequizar” las danzas y la tradición. De allí la Danza empezó a tomar el rostro que conocemos hoy en día: se introdujeron elementos prehispánicos como los instrumentos –el huehuetl, atecocolli, teponaztli–, el atuendo azteca e incluso se optó por usar el náhuatl durante las ceremonias. Sin embargo, a pesar de esas reformas, la Danza Conchera seguía siendo un ritual sincrético muy ligado a la fe católica de la cual los primeros grupos de la Danza Azteca-Mexica se querían liberar.

Como los primeros danzantes Mexicas rechazaron la forma sincrética de la Danza Conchera, empezaron a crear calpultin modernos basados en la filosofía del Movimiento Confederado Restaurador de la Cultura de Anahuac (MCRCA) y la Danza Conchera. El término calpulli ya se usaba antes, no obstante, designaba centros de estudio y de enseñanza para los simpatizantes de la Mexicanidad, pero con el paso de tiempo su uso se extendió a los grupos de danza de la Mexicanidad o sea a la nueva vertiente de la Danza Azteca-Mexica. En el desarrollo de los calpultin jugaron un papel fundamental los primeros grupos de la Danza Azteca-Mexica formados en los años ochenta que pusieron bases para las futuras prácticas rituales de los Mexicas.

Entre los grupos pioneros de la Danza Azteca-Mexica destaca el grupo Tloque Nahuaque, de los finales de los setenta y principios de los ochenta, encabezado por el jefe Cuauhtemoc Mosqueda, fundador también del grupo posterior Huehuecoyotl. Cuauhtémoc Mosqueda, originario de la Ciudad de México, fue uno de los primeros danzantes aztecas-mexicas en Zócalo en los finales de los setenta (CM. Entrevista telefónica. 2 de abril 2021; JACR. Entrevista telefónica. 17 de abril 2021; JG. Entrevista telefónica. 12 de abril 2021)..

EL ORIGEN DE LA DANZA

Brenda Lili Sánchez “Xochiocelotl

                                                0

Antes de la luz, fue la obscuridad. El vasto universo estaba lleno de confines sombríos y lastimeros, de una belleza incomparable a pesar de la ausencia de color y brillo. La obscuridad era el portento y el sostén. El mando, el camino, el destino.

Antes de la obscuridad fue la Nada. Mas la Nada, poseía partículas de vida, moviéndose de un lugar a otro, envueltas en un gran cuerpo volátil y etéreo, sin forma, expandiéndose de manera vertiginosa hasta llegar a todos los planos de lo que después llamaríamos universo.

La obscuridad por sí sola no podía vivir por mucho tiempo. Su densidad era apabullante, pesada, fuera de control y dispuesta a seguir creciendo.

Fue entonces cuando empezó a moverse con gracilidad, intentando equilibrar esas sombras, la masa espesa, para llevarla a su momentánea morada.

Cuando la obscuridad movía su densidad, una chispa se iba encendiendo hasta hacer surgir la gran luz.

De la danza de la obscuridad, la primera ofrendada al universo, surgió la luz…


NO HEMOS DEJADO DE SER NEGROS…

Autor: Alberto Coranguez

1.- La libertad

Es conmovedor recorrer un tramo de historia en México acercándonos a la inevitable fusión de múltiples culturas que ha dado como resultado, un mestizaje profundo, además una notoria amalgama genética entre lo más ancestral de la humanidad procedente de África, Europa y lo relativamente más joven de la población de Mesoamérica.

Una parte de la humanidad ha vivido por enésima vez la catástrofe; Esta vez fue el brutal sometimiento de los hombres de las costas de África y de los naturales de la entonces Nueva España  y por extensión de los territorio que serían colonias de España,  se trata de algo tremendo que fue un parte aguas para civilizaciones que no se conocían entre sí, hablamos de la trata de hombres  esclavizados sea africanos o naturales americanos para usarlos como mano de obra en una explotación inmisericorde, una historia nunca lo suficientemente contada.

Fue en las costas de uno y otro lado del inmenso océano Atlántico durante largos cuatro siglos, en donde se generó uno de los movimientos migratorios forzosos y despiadados más numerosos de la historia. Se estima que, en el transcurso de esos 400 años, una cantidad aproximada de veinticinco millones de cautivos, un número que se considera sólo con base en los registros legales, sin contar el tráfico ilegal de pobladores africanos, hombres, mujeres, niñas y niños fueron obligados a vivir la traumática experiencia de un viaje infernal e interminable.

Daniel Vidart hace un planteamiento en su trabajo “Negros bozales y negros criollos”

La “cacería” y apresamiento de esclavos tuvo lugar en las cercanías de los puertos de San Luis y Gores (Senegal), Boni y Nueva Calabar (Guinea), Elmira, Cabinda, Loango y Benguela (Angola), situados en el Atlántico. Lo mismo sucedió con los residentes relativamente próximos a Capetown (Ciudad del Cabo) y Sofala (Mozambique)

En el caso mexicano están claramente identificados los negros minas (sudaneses), mandingas (guineo-sudaneses islamizados), Congos, benguelas, angolas y mozambiques (localizados en el área de las lenguas y culturas bantús), existe un largo catálogo de nombres que deben ser purgados de su grafía imprecisa y, de paso, ubicados en el cuadro somático y cultural respectivo, dado que no se sabe si correspondían a denominaciones tribales, comarcales o locales o si eran producto de una errónea escritura derivada, a su vez, de una incorrecta dicción –o audición– del originario nombre africano.

La llegada de los primeros hombres de tez negra en la Nueva España, se realizó de manera simultánea a la guerra de conquista, sabemos que Hernán Cortes trajo entre su tropa a Juan Garrido, un esclavo africano, cristianizado en Portugal, que en 1519 contaba con 39 años de edad y con la experiencia de sus andanzas en la conquista de Puerto Rico y Cuba, logró sobrevivir a la encarnizada guerra de destrucción de Tenochtitlan y después de esa catástrofe para los naturales derrotados, al fallecer Pedro Garrido su dueño, el esclavo quedo en libertad, pero no recibió de la corona ningún reconocimiento por sus servicios y murió en la pobreza y en el anonimato.

Como parte de los acontecimientos de dicha guerra de conquista se registra la captura en junio  del año de 1520 en Zultépec, (“cerro de las codornices” localizada en  Calpulalpan, Tlaxcala),  de los miembros de una caravana integrada por más de 50 españoles y unos  350 indígenas aliados, esclavos negros africanos y mulatas, todos ellos  provenientes de la Villa Rica de la Vera Cruz que trasladaba valores y oro que Hernán Cortés quería mantener seguros,  era un grupo que llegó con Pánfilo de Narváez que traía entre otros encargos la consigna de colonizar.

Libro en venta a $220 pesos
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contacto: tlacuilantonio@hotmail.com

CHALMA El Viento del Sur

El viento del Sur
Chalma 
(Primera entrega)

Chalma, Autor: Tlacuilo

El viento del Sur
Chalma 

Enclavado entre barrancas, al sur poniente de la mesa central de México, Chalma es sin lugar a dudas el lugar de culto popular religioso más importante en el centro de México solo superado por el santuario de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.

En Chalma en contraposición de la Villa de Guadalupe, sus visitantes son esencialmente del sector de población de escasos recursos económicos. Por lo tanto más indígena que el mosaico rico del guadalupanismo que, efectivamente, abarca lo indígena, pero que atraviesa toda la gama social y cultural de México. En Chalma vemos pues de manera nítida el compendio del rostro cultural del México mesoamericano, aunque con los símbolos católicos como envase más que como contenido. Si, a pesar de los casi 500 años, en México, al menos en el México indígena y en buena medida en el mestizo, sigue vivo el fondo de la veneración arcaica a los elementos de la naturaleza y su visión animista está tan vigente como a la llegada de los españoles, aun a pesar de sincretismos, tortura, inquisición  y demás monerías del colonialismo.


La imagen que se venera es el Señor de Chama, un Cristo negro crucificado, que es visitado por gran cantidad de devotos y peregrinos, principalmente de los valles de México y de Toluca. Al parecer el lugar ha sido visitado por peregrinos desde la época prehispánica cuando se dice se veneraba a Oztocteotl deidad tutelar de las cuevas.

Las idas a Chalma como al Tepeyac y otros lugares tienen un componente para el equilibrio social, sobre todo de ciertas poblaciones que tienen un componente rico de tradiciones que heredaron de su raíz sobre todo indígena, en este contexto cultural también tiene un fuerte componente de ritos y simbolismos para reafirmar su vínculo con la naturaleza, que en algunos casos va dejando de tener el peso antiguo, en la medida que las relaciones agricolas y del clima va cambiando en las poblaciones aledañas, cada vez menos rurales y más urbanas. En el caso de Chalma sigue teniendo una vigencia fuerte. Me refiero a que estos lugares son parte de un conjunto de sitios que por sus caracteristicas geograficas, teluricas, climaticas y fluviales garantizan el nexo con la lluvia, la agricultura y por lo tanto con la vida misma. Así pues Chalma forma parte importante con aspectos propios de su situacion climatica y fluvial. Entre los peregrinos que acuden a Chalma encontramos por ejemplo a los graniceros, organizaciones herméticas de conocimientos que tiene la encomienda de trabajar con los temporales, es decir con la lluvia, garantizar el equilibrio pluvial, desaser el granizo pernicioso para la milpa o provocar la lluvia donde se necesita. Ademas van toda suerte de curanderos y van también, como una obligación espacial los concheros.

El camino.

Créditos. A quien corresponda

Siendo Chalma un lugar de culto importantísimo para el sector social más marginado de la ciudad y sus alrededores, ha sido un atractivo para la danza de concheros, que durante muchos años ha sido parte de ese México que Bonfíl Batalla llamó el México profundo. Una vasta riqueza cultural mesoamericana se percibe en Chalma y en la danza de concheros se mimetiza con la mezcla de ese legado cultural autóctono y las formas del catolicismo impuesto en un pasado colonial.

Siendo como se infiere un lugar de culto desde antes de la llegada de los españoles, es bastante probable que llegaran al lugar algunas formas de danza. La danza que se conoce como de concheros seguramente llegó a Chalma a llegada de esta tradición al valle de México a fines del siglo XIX[1]. Así probablemente algunas de las cofradías de chalmeros de esos años hubieron de aceptar volverse danzantes por un lado y por el otro las familas de inmigrantges venidos del Bajío junto con la danza, hayan también incorporado a su calendario de devociones el ir a Chalma o ambas situaciones, es decir que las familias de inmigrantes concheros hayan incorporado a sus congregaciones de danza a chalmeros (que es de suponer no eran pocos) para ser grupos mixtos que incorporaron las caminatas chalmeras a sus obligaciones[2] de conquista[3].

El lugar donde está establecido el santuario era de difícil acceso y por lo tanto se antoja complicado que se hayan realizado algún tipo de danzas colectivas masivas en la época prehispánica frente a la cueva. Quizás solo cierto tipo de gentes en esos años iba a presentarse ritualmente al lugar. Cierto tipo de linajes o hermandades sacerdotales. Como durante años se ha hecho en cimas de volcanes, en grutas, manantiales o peñas. Acaso como abordaré  en líneas adelante, el lugar de culto de fuera en  algún lugar más apropiado para la manifestación masiva tanto de la danza como de las peregrinaciones, alguna población cercana como Ocuilan o Malinalco o más probable y más lógico aún en el lugar conocido como el Ahuehuete,  por el mágico árbol de esta especie Taxodium mucronatum, que se encuentra a las afueras de Ocuilan,  unos kilometro antes de Chalma y que es de vital importancia ritual y casi inseparable de la visita al santuario    

Los concheros tienen como costumbre ir a cuatro santuarios católicos en los que anteriormente se veneraba a representaciones mesoamericanas. Sin embargo Chalma es el lugar por excelencia primordial del calendario ritual de los concheros.

Antes la manera para trasladarse en largas distancias era de por si únicamente por medio del andar, ya que acá se careció de la ayuda de equinos. Al llegar la danza o retomarse esta tradición en el Valle México, acuso lugar de residencia de manera sorprendente, al grado de que en la actualidad muchos la cosideren oriunda del valle de México. A fines del siglo XIX ya instalada plenamente en el valle la danza comenzó a infiltrar sus rituales en las clases margindas de la ciudad y los pueblos aledaños, pero al término de la revolucion mexicana este crecimiento es reforzado pues las secuelas de este movimiento armado obligó la llegada de muchas familias que trajeron consigo la danza  o que aquí la conocieron y su expansión fue creciendo hasta llegar a ser todo una sociedad tradicional, que a demás de mantener sus formas rituales y compromisos con el lugar de llegada (la zona del Bajío: Queretaro y Guanjuato) adicionaron los correspondientes compromisos y calendarios rituales de las cofradias a las que se adhidieron y a las que seguramente infiltraron y convirtieron en mesas de danza conchera, con el componente nativo (náhuatl) del Valle de México.

Ya entrado el siglo XX es común y está plenamente documentada la visita de la danza al lugar. En el documental  Peregrinación a Chalma -RIQUEZA MULTICULTURAL DE MÉXICO [4] recientemente subido a la plataforma de youtube. Se pueden ver imágenes visuales que lo corroboran, son de 1922, en estas  se aprecian las evoluciones dancísticas de grupos de danzantes concheros.
 

Los señores y señoras viejas de la danza cuentan sus periplos hacia Chalma como parte invaluable de sus vivencias dentro la danza. El accidentado trayecto que en aquellos años era andando, alquilando burros en Tacubaya, comprando en el camino ollas y anafres que luego a su vez en Chalma venderían para venir sin tanta carga. En esos años el compromiso de los concheros era de una semana, porque además que el rito lo merece, el simple hecho de dirigirse a eso lugares implicaba un sacrificio y esfuerzo que ameritaban la estancia de varios días para que valiera la pena el “tanto sacrificio”. Los caminos eran difíciles e incluso peligrosos por las fierras que poblaban las montañas sobre todo en el camino del Ajusco.

La fama y la modernidad fueron inaugurando carreteras y viajes de autobuses primero hasta Ocuilan, luego al Ahuehuete y finalmente hasta Chalma, con lo que se acortaron los tiempos y las facilidades para la visita menos prolongada al santuario. Ahora en un día se puede ir y regresar a la Ciudad de México, por lo que muchos danzantes atrapados en los trabajos pueden escaparse a la velación y la danza principal e incluso a la pura velación[5].


[1] La tradición oral conchera consigna el año de 1876 cuando Jesús Gutiérrez, con un estandarte al frente llamado La Reliquia General formalmente trae  la danza  del Bajio (Querétaro y Guanajuato) la zona de origen, a la Ciudad y valle de México.

[2] “Obligación” es la palabra utilizada por los concheros para referirse a sus compromisos rituales 

[3]. “Conquista” El nombre legal de la danza de concheros, consignado en muchos de sus estandartes y en sus documentos es el de danzas de conquista. El término además se ocupa para referirse a la labor de adherir a su calendario ritual fiestas y compromisos con otros danzantes, adicionando el hecho de ganarse la alianza con otros danzantes y expandirse territorialmente con sus “obligaciones”

[4] https://www.youtube.com/watch?v=KazSnlJDKDs

[5] Velación es la ceremonia nocturna, previa a la danza, consistente en hacer trabajos rituales de flor acompañados de cantos y rezos. 

 

PRIMER VIENTO, PRIMER VIERNES.

Por Gabriel Hernández Ramos
Un acercamiento a la historia del culto al Señor del Sacromonte de Amecameca.

Viento del oriente, Autor Eugenio Esteves (fragmento)

Gabriel Hernández Ramos

Lic. en Letras Latinoamericanas Capitán de la Mesa del Señor del Sacromonte de Amecameca

Los pobladores

Muchas historias de los pueblos antiguos no han sido clarificadas lo suficiente, a veces por falta de datos, o por el contrario, por multiplicidad o discrepancia entre los informes existentes. En ocasiones las fuentes de estos conocimientos se contraponen y al mismo tiempo, sin querer, se complementan. La prolífica tradición oral, es una fuente viva en muchos de los casos. También es notabilísimo en nuestras historias el hecho de que en ocasiones la realidad y el mito están mezclados de tal manera que es difícil distinguir los límites entre una y otro.

Así, los orígenes del antiguo Amaquemecan, esperan el acopio, la traducción, interpretación y ordenamiento de datos que transparenten su devenir. Claro que también, con seguridad, ocurrieron hechos cuyo registro quedara para siempre perdido.

Hubo un tiempo de efervescencia donde las migraciones eran una constante. Los grupos arcaicos buscaban el mejor sitio para cimentar sus civilizaciones y dejaban constancia de ello en sus peregrinaciones.

Acerca de la procedencia de los pobladores que conformaron con los años el Altepetl Amaqueme, existen al menos dos grandes vertientes. La primera y más antigua, consigna que un grupo de Olmecas Xicalancas u Olmecas Huixtotin, cuyo guía o gobernante se llamaba Olmécatl Huixtotli, llegaron a esta zona buscando expresamente lo que consideraban su particular Tamoanchan, venían de la Región del Hule, de por el Pánuco (Panutla) y con el propósito claro de alcanzar a la cercanía “los montes blancos, nevados, los montes que humean” (Iztaccíhuatl y Popocatépetl) y el cerrito frente a ellos (el actual Sacromonte). Ver: Informantes de Sahagún Primeros Memoriales. Según dicha fuente, estos Olmecas ya traían cierto desarrollo cultural; como el culto al Tloque Nahuaque, (quien les hablaba y les pedía moverse, que lo acompañaran hacia don él les indicaba),  libros pintados de los orígenes, de los destinos y libros de los sueños, usaban el calendario y daban gran relevancia a la música, (sabios con libros de cantos y flautas), además, practicaban hechicerías o el arte nahuallotl. Estos Olmecas Huixtotin hablaban popoloca (lengua extraña o bárbara) y serían luego conocidos como mixtecas anahuacas.

Chimalpahin expresamente enumera cuatro pueblos de filiación olmeca; Xicalancas Huixtotin los de la región de las sal; Xochtecas, los de la región florida; Quiyahuiztecas, los de la región de la lluvia; Cocolcas, los antiguos o los viejos, los abuelos. Ver: Memorial Breve y las Relaciones…

Chauhtotolin

La segunda, sustenta, que hacia finales del siglo XIII, llegan los Chichimecas a la región, parcialidades de tribus provenientes de Aztlan Chicomoztoc. Los tlaxcaltecas habían pasado de largo al saber de las artes y la aguerrida fama que ya, para entonces tenían los Olmecas establecidos. Quienes sí llegan decididos son lo Totolimpas y Tecuanipas, grupos considerados como Toltecas Chichimecas o Chichimecas toltequizados, son ellos quienes someten a los Olmecas veneradores del jaguar, de la lluvia y el rayo, la mayoría de los cuales emigran de nuevo. Así es como los mencionados grupos amaquemes se asientan en el sitio. Llegan más tarde Poyahutecas, Panohayas, Tlalamanalcas y Acoxtecas, los cuales van mereciendo tierras en los alrededores del cerrito.

Los nombres del cerro

Totoltepec “Cerro del Guajolote”, se llamaba al Sacromonte a la llegada de los grupos Olmecas, Así lo representa gráficamente la Historia Tolteca-Chichimeca, un guajolote con collar de jades, el cual parece emerger del glifo “Tepetl”, cerro. (Chalchiuhtotollin).

Las tribus Olmecas lo llaman Chalchiuhmomozco, que se traduce como “en el altar de jade” y Chalchiumomoztli  altar “donde reluce el agua como jade”. Precisamente, el sitio donde brotaba el agua.

Cuando llegan los Tecuanipas y Totolimpas Amaquemes y someten a los Olmecas, imponen su nombre al cerro, Amaqueme, el cual después se extendería a todo el poblado, y se dice de ellos, que hacían sus ceremonias con papel amate, y revestían el cerro y el altar donde se veneraba al agua con ese papel, y aún más; que ellos vestían también ese papel y por esta razón, amaqueme es el que viste de papel.

Para el último tercio del siglo XVI ya se le llama Sacromonte, como hasta la fecha. Este último nombre, a pesar de hacer a un lado el uso de la lengua madre, es al parecer exacto. Chimalpahin cuenta que en los tiempos de sus ancestros, este lugar era de tal manera respetado, que no se podía excretar en él.

Actualmente los dichos populares aseguran que es un cerro bendito y milagroso, pues cuando las parejas de novios andan escondiéndose entre sus matorrales, “milagrosamente”: suben dos y bajan tres.

Chimalpahin, inicia su Cuarta Relación, con una serie de nombres mágico-metafóricos para designar los lugares merecidos por sus ascendentes Chichimecas, “aquellos honorables señores y príncipes que vinieron a establecerse en  Chalchiu Momozco Amaquemecan Chalco” (Altar de jade, revestido de papel, a la orilla del lago); Iztlacozahucan “Lugar de la obsidiana dorada”:

“…El glorioso y famoso lugar del guajolote

Al borde de los bosques y al borde de las nieves

En el llamado lugar de la bruma

En el terraplén de la flor

En el terraplén de la niebla

En donde vive la codorniz blanca

En donde se despereza la serpiente

En donde viven los jaguares

En la casa de Tamiahua

A donde esta erguido 5-Flor…”  

Texto poético que no sólo nos da información de los nombres figurativos, toponímicos o míticos del lugar, sino que parece una descripción geográfica, meteorológica, botánica y de la fauna propia de esos tiempos.

Las deidades mencionadas

Estas mismas fuentes relatan los diferentes cultos: Tloque Nahuaque, Nauhi teuhctli, (un misterioso y casi desconocido Señor Cuatro o del Cuadrado), y sugieren que Tezcatlipoca estuvo en una de las cuevas hasta que fue robado, provocando con ello, sequías a los pueblos que lo hurtaron. Los Olmecas, se sabe, veneraban el símbolo del jaguar, otra advocación del mismo Tezcatlipoca, patrono de nahuales y hechiceros, según los mitos. Los Tecuanipas, literalmente son los hombres de la fiera. Finalmente los Amaquemes instauran el culto al agua (Chalchiuhtlicue y Tlaloc), elementos ya venerados por los viejos Olmecas (quienes, a decir de Chimalpahin, provocaban la lluvia a su voluntad).

Es pertinente comentar que esta región sigue siendo rica en humedales, cerros y bosques que bajan de los volcanes considerados sagrados. Si en la actualidad son frecuentes las neblinas, las granizadas, trombas y nevadas, cómo serían de intensas en esos tiempos. En los cuales, también abundaban las fieras como el ocelot.  Actualmente solo sobrevive al gato montés, como ejemplo del hábitat boscoso.  

Como muestra, unas líneas de la Séptima Relación;

 “Año 13-Caña, 1583.  En el mes de junio ocurrió algo de maravilla con el Sancto Sepulcro de las rocas Texcalco en la cumbre del monte Amaqueme, lugar que nombraban antiguamente Chalchiuhmomoztli (Ritos indígenas a la deidad Chalchiuhtlique) pues como se sabe, en ese lugar estaba una imagen a Chalchiuhtlique, y ahí mero fue donde pusieron una imagen de Cristo recostado en una caja de piedra, en el mismo lugar donde hacia sus penitencias aquel del piadoso sancto Fray Martín de Valencia,…”

Actualmente hay dos templos en la cumbre del cerro, el Sacromonte, adosado a la cueva. Y en la cima el de Gualupita, más antiguo. Al lado de éste aún se conserva un antiguo pozo, quizás el legendario Chalchihumomoztli. Además, en la portada de este templo se encuentra inserta una piedra con el glifo chalchihuite. ¿Será acaso, que ellos son la reminiscencia de los cultos más importantes de Olmecas y Chichimecas-Toltecas?

El Señor del Sacromonte, un Cristo negro y amortajado en su sepulcro

Como se mencionó antes, Sacromonte y su romería del primer viernes de cuaresma, se menciona para fines del siglo XVI, aunque las leyendas populares y una inscripción a la entrada de la cueva principal del cerro ostentan la fecha de 1527, esto es, cuatro años antes que el registro de las apariciones Guadalupanas (1531), misma fecha de los sucesos de Sangremal en Querétaro (la aparición de la Cruz de Los Milagros) y más de diez años antes de la conmovedora llegada del Cristo de Chalma a sus barrancas, ríos  y cuevas. (1539)

La imagen fue hecha de pasta de caña, por lo cual resulta muy ligero, casi es de tamaño natural y se le mueven la cabeza y los brazos. Usa una cabellera verdadera sujeta por una tiara o diadema. No se sabe si desde el principio fue negro, mas se infiere que pudo tomar este color por la costumbre de los amaquemes, de limpiarlo constantemente con aceites y perfumes, que al paso de los siglos le dio ese acabado. Usa cendal y una colcha finamente acabados, antiguamente también mortajas y vendajes, bajo su colchoneta no falta nunca un pequeño petate. Se le llama también Santo Entierro o Señor de Amecameca.

Una de dichas leyendas fija la llegada de la imagen un jueves de corpus, conocido hoy, como “el día de las mulitas” y “el carnaval chiquito” en Amecameca. La imagen llega precisamente cargada por una mula, en una recua perdida en el, entonces tupido bosque del cerro. Aunque muchos sugieren que Fray Martín de Valencia pudo haber colocado la imagen. Un antiguo canto narra el hecho así; “Mil quinientos veintisiete/ así lo dispuso Dios/ que a fray Martín de Valencia/ se le apareciera el Señor.” En cuanto a este punto de los cantos, se sabe que son precisamente los alabados al Señor del Sacromonte, los que pudieran tener mayor antigüedad. Incluso, el que empieza Alabadas sean las horas…, se canta en muchas regiones de México y es conocido simplemente como “el alabado”.

Lo cierto es que, según Chimalpahin, fueron las caciques herederos del antiguo Amaquemecan, quienes, junto con el párroco de la Asunción, colocan la imagen en una caja de piedra que ellos mandan tallar e inician las procesiones desde la gruta hasta la parroquia en el primer viernes de cuaresma, sólo tiempo después se cambiaría al día Miércoles de Ceniza “el día de la tiznada”. Desde esos años datan las bajadas nocturnas alumbradas por antorchas, cirios y luego, faroles. Acompañadas por el toque del teponaztle, que hasta fechas muy recientes ha sido desplazado.

Sacromontito, un santo muy “fiestero”

Cuatro domingos antes del Miércoles de Ceniza comienzan las “misas de carnaval”, cada uno de estos domingos suben al cerro las cofradías de Faroleros, Asociación de María, Trementineros y Campesinos, los cuales, con sus respectivos estandartes y “demanditas” (Pequeñas reproducciones de la imagen), ofrecen salvas,  misa y música de Chirimía. Por las noches el contorno del cerrito queda alumbrado por lámparas de aceite quemado sobre altas estacas de madera, como quizás se le alumbró con resinas, desde el siglo XVI.

Los días de las vísperas llegan las peregrinaciones de los pueblos cercanos, ahora delegaciones, que en la antigüedad eran “señoríos” sujetos de Amaquemecan. Llegan también los pueblos “ribereños”, claro de los lagos ya disecados, pero que guardan una relación de linaje y de compañía en las peregrinaciones originarias, con los amaquemes, me refiero a pueblos como los de Mixquic, Tlahuac, Xochiumilco, Chimalhuacan, etc. 

El “Miércoles de Ceniza”, la imagen es bajada, principalmente por los visitantes, que han llegado en peregrinación para ese fin, y recorre solamente los barrios de la parte sur del actual Amecameca, a saber, Barrio Sacromonte, Tepoyo (Santo Domingo), El torito, Atenco (la Rosa o San Isidro), San Juan, El Rosario y la Parroquia de la Asunción, la peregrinación es nocturna y predomina en ella el adorno de papel morado.

La imagen ha de permanecer entre los amquemes durante toda la cuaresma y hasta una semana después del Domingo de Resurrección, cuando es subido por la otra parte del poblado (norte): La asunción, el Rosario, Cristo Rey, Caltenco, Panohaya, El Caracol y nuevamente Sacromonte, Esta vez es llevado por la noche para que llegue a su cueva por la madrugada, lo llevan los pobladores de Amecameca y predominan los adornos de papel en blanco y amarillo. En ambas procesiones hay salvas y castillos en casi todos los barrios, tapetes de aserrín, música, cantos y danzas que celebran el camino por donde es llevada la imagen.

Aparte de los significados religiosos y tradicionales, es evidente que estas procesiones tienen un rasgo eminentemente territorial y cada barrio pugna por no ser excluido del recorrido, es así como los antiguos señoríos siguen viniendo a presentar sus reverencias a la imagen. De alguna manera, cada barrio actual, recuerda alguna de esas tribus antiguas que conformaron en diferentes tiempos esta población al pie de los volcanes.

Durante este período en el pueblo, Sacromonte visita San Juan y a veces Cristo Rey, El Rosario o Panohaya, habitualmente se le entonan, por las noches, una serie de alabados, cantos que narran las vicisitudes de la pasión y que en sus coros llevan invariablemente la palabra “alabar”. Hasta hace muy poco tiempo la imagen era crucificada el viernes santo, y con ella sobre la cruz, era bendecido el pueblo, en la actualidad esto ha dejado de realizarse, pues la imagen se encuentra ya muy deteriorada. Ver  “El ciclo de ferias de cuaresma en la región de Morelos”,   de Guillermo Bonfil Batalla

Viene después el jueves de Corpus. Donde se conmemora la aparición, El pueblo de San Lorenzo Tezonco, viene a festejarlo y para ello trae toda la fiesta desde su lugar de origen. Como ya se dijo antes, en Amecameca se le llama a esta celebración “el carnaval chiquito”.

Ocasionalmente. Cuando es necesario, cuando no quiere llover, o cuando hay mucha actividad volcánica, los amaquemes bajan y pasean a su imagen, a su paso siempre ofrecen confeti y pétalos de flor, invariablemente cae la llovizna y luego los temporales y hay relativa calma en el volcán.

Se han acabado las mayordomías y los cargos tradicionales. (A excepción de los que sobreviven al interior de las organizaciones de danza). Mas hay noticias que hasta principios del siglo XX, en el Sacromonte, se realizaban los cambios de bastón o varas de mando, los días primeros de enero, ceremonia que designaba a las próximas autoridades tradicionales y mandos del poblado y de poblaciones aledañas. Ahora, en este día sólo queda la ejecución de algunas danzas y contradanzas, que evocan aquellos días gloriosos, cuando nuestros representantes aún tenían palabra y mando.

Las historias de doña Balvina

Doña Balvina Galicia Hernández, de Atenco, murió hace poco tiempo. La conocí porque una de sus hijas y una de sus nietas danzaron en la Mesa de Amecameca. Ella vivió varias décadas en el santuario del Sacromonte, su esposo y toda la familia trabajaron en la sacristía del cerro hasta la llegada de las madres franciscanas, quienes ahora construyeron su convento en el barrio de Caltenco.

Doña Balvina vivió una bellísima relación con la imagen y con lo sagrado del lugar. Yo grabé algunas entrevistas con ella, principalmente acerca de las cosas que vivieron durante su estancia en el santuario. Me contó, que a su parecer, la imagen tenía vida propia, al limpiarla cotidianamente, hallaba la urna sudada y cuando llovía, tenía su ropa o las propias rodillas llenas de lodo y en el interior de la misma, fragmentos de las hierbas del cerro.  Ella entonces lo reprendía dulcemente ¿Por qué te andas saliendo en los aguaceros?

Me conmueve, sobre todas, la historia de unos campesinos de tierra caliente, que nunca habían venido a estos lugares, pero que llegaron preguntando el sitio de la imagen. Al llegar a la cueva dijeron que sí, que esa era la imagen que habían soñado y en el sueño, él se mostraba con unas ropas viejas, les pedía el favor de que le regalaran un poco de ropa pues casi no tenía. Una vez que se fueron, ya con las medidas y la promesa de traerle ropa nueva antes de su fiesta. Doña Balvina se pone frente a él y le pregunta ¿Por qué anda yendo a pedir ropa, tan lejos? Como si no tuviera. Le enseñaba, entonces, las antiguas cómodas llenas de trajes bordados con hilos y piedras preciosas, ¡Mire cuánta ropa tiene!

Contaba también, entre otras historias, de cómo llegó el teponaxtle y por que se decía que estaba encantado, o embrujado, por lo cual se había vuelto negro y que cuando se tocaba, su “tocotin” se oía hasta el otro lado de los volcanes.

Los honores de la danza

Para la organización de las danzas prehispánicas del centro de México, Sacromonte es su primer viento. Popularmente conocidos como concheros, para nosotros, los danzantes, organizados en Mesas, Amecameca es el primero de los cuatro vientos, cuatro santuarios, cuatro marchas de “obligación y de conquista” que se deben cumplir cada ciclo anual.

Una revisión panorámica de los conocimientos capitulares del Anáhuac, nos permite saber por lo menos que, el año prehispánico, el comienzo de las siembras (ciclo agrícola), por ende el inicio de las festividades rituales tradicionales, y cambios estacionales, ocurren, entre otras cosas, en fechas próximas a la celebración de Amecameca.

Bonfil, en el trabajo antes citado, había advertido que es en Amecameca donde “cae” la fiesta del primer viernes de cuaresma, comienza el ciclo de las grandes ferias de la región, las cuales abarcan el sur del Estado de México y algunos municipios del Estado de Morelos; Las fiestas son, en adelante los viernes; 1º Amecameca (Sr. del Sacromonte), 2º Cuautla (Sr. del Pueblo), 3º Tepalcingo (Sr. de los Trabajos), 4º Atlatlahhucan (Sr, de Tepalcingo, Jesús Nazareno), 5º Totolapan, (Sr. Aparecido), también Axochiapan, 6º Viernes de Dolores, 7º Viernes Santo (ambos celebrados en muchas localidades) y 8º, octava de semana santa, nuevamente en Amecameca. Debe tonarse en cuenta que, según Chimalpahin, el antiguo señorío Chalco-Anaquenecan comprendía una extensa región de lo que ahora es México, Puebla y Morelos. Todas estas festividades son en honor a Cristos aparecidos, a excepción de la virgen de Los Dolores. Estos cristos aparecidos o milagrosos no son los patronos “oficiales” de su pueblos, pero sus fiestas tienen más realce que la patronal, lo cual evidencia su antigüedad y su cercana relación con las celebraciones prehispánicas.

Así tenemos que este “ciclo de ferias” inicia y termina en este primer viento, un collar de celebraciones que inician y finalizan en el mismo lugar; el antiguo cerro Amaqueme. Dentro de las costumbres de los danzantes concheros de la región nunca ha pasada desapercibida dicha festividad, pero sí para la organización en general. Después de la revolución de 1910 y de la “Cristiada” 1926-1929, muchas de las organizaciones dejaron de venir, sustituyendo esta marcha por la visita al Señor de la Cuevita, de Iztapalapa, pues también es un Santo Entierro colocado en el interior de una gruta.

Faustino Rodríguez, jefe de Tepetlixpa no dejó nunca de venir, acompañado por los grupos que poco a poco iba formando, ellos velaban al pie del cerro donde se dice Santa Elena, subían a hacer mañanitas y danzaban entre los estrechos espacios que dejaba el panteón, de ese entonces, afueras de la cueva, hasta que haciéndose casi imposible la realización de la danza, por la afluencia de creyentes que subían el Miércoles de Ceniza, decidió, en 1987, realizar los ritos respectivos, en la Parroquia de la Asunción.  El recordaba uno o dos viejos danzantes de Amecameca de por los años 1930 o 1940, sin embargo hubo poco interés en la comunidad. Hasta los años ochenta se consolida una Mesa, que, a la postre, sería la última fundada por tan célebre maestro de las danzas y la cultura antigua. No obstante, es el mismo Chimalpahin, quien registra la relevancia que tuvo Amaquemecan en el ámbito de la danza, el canto y las artes antes de la llegada de los españoles. (Ver en particular, la historia del canto “La enemiga”, Canto de las mujeres guerreras Chalcas):

Florencio Gutiérrez recordaba que sus ancestros venían a velar justo después de la primera curva en la calzada de piedra que sube a la cumbre del cerro. Aún se conservan fragmentos de un paredón donde efectuaban sus ritos estos Chcihimecas de la Reliquia General.

En la actualidad existen varios grupos oriundos y algunos que, como antaño, han venido de otros lugares a “conquistar y fijar su asiento en Amecameca”, lo que se traduce en un esplendoroso mosaico de ofrendas de canto, danzas y flores para el Señor del Sacromonte.

Las condiciones actuales de la imagen

Finalmente es pertinente comentar que la imagen bendita y venerada durante ya casi cinco siglos, requiere ser restaurada, por lo menos en algunas de sus partes, para ello se requiere la participación de la autoridades religiosas, del INAH y de los sectores del pueblo interesados en su conservación. Ojalá el amor hacia tan grande emblema, pudiera también, manifestarse así.

Hace cuatro o cinco años tuve la fortuna de estar presente al momento del cambio de ropas de la imagen, casi cada año me presento a cantarle al Señor durante algunos días de su estancia en el pueblo, en verdad se enternece uno tanto que las lágrimas brotan de dicha y felicidad, fue entonces cuando experimentando tales sensaciones, me nació la duda de por qué no hacemos un poquito por él.

Febrero de 2012

Gabriel Hernández Ramos

Lic. en Letras Latinoamericanas Capitán de la Mesa del Señor del Sacromonte de Amecameca

Rostro y corazón

Intenta brotar una semilla de otra semilla o de otras semillas. El proyecto web de Rostro y corazón es continuidad de otros esfuerzos y a la vez tendrá su mérito y raíz propios. Es a la vez un buen pretexto de enlazar amistades y pasión que nos unen a varios. Amistad y hermandad que se da en el camino ritual de la danza. Pasión por la cultura nacional, búsqueda de un rostro afín y propio. Vale pues por un intento de comunicación entre los que, desde diferentes lugares, atuendos, historias, aproximaciones a la cultura nacional la fe o la filosofía, nos hermana o identifica el movimiento de cuerpo y conciencia en búsqueda de armonía con el país, el entorno y con nosotros

mismos.

Una breve historia:

RADIO:
Rostro y corazón nace como proyecto de difusión en mayo de 2007, cuando es seleccionado como proyecto radiofónico en 2006 en su convocatoria anual para proyectos de radio comunitaria, Radio Ciudadana (XHDTL 660 AM) perteneciente al Instituto Mexicano de la Radio Imer,

El 15 de mayo de 2007 iniciamos nuestras transmisiones

El equipo: Juan Anzaldo en la Producción General, Patricia Sánchez en la Conducción, José Antonio Cruz Tlacuilo en guion y conducción, Gabriela Carvajal también durante un tiempo en la conducción. En la asistencia Marco Antonio Baldovinos Ángeles Solano, Cirenia Celestino y Melissa Delmonth; José Luis Hernández Tlicoatl fue parte importante en el inicio del proyecto. y la colaboración del testimonio cotidiano del Jefe Felipe Aguila.

Octubre obtuvimos un reconocimiento por parte de la Feria de Medios Alternativos que organiza el Gdf.  

Rostro y Corazón transmitió 89 programas, solo en dos ocasiones se dejó de transmitir, el 25 de diciembre de 2007 a 2009

Dieron su palabra en el programa los diversos jefes de la danza de tradición, también, lideres o miembros de la llamada danza cultural o de mexicanidad, como miguel Ángel Mendoza, Izcaltecac y Arturo Meza vertieron parte de su pensamiento y palabra. En testimonios en su lugar de “trabajo ritual” o de visita en las instalaciones del Imer estuvieron: La generala Remedios Osorio; la generala Josefina García; el capitán Gabriel Hernández, quien presentó su libro de alabanzas; Manuel Rodríguez de la mesa de la cruz de la iluminación de Querétaro, Miguel Martínez, también jefe de Querétaro, Cruz Hernández, los hermanos Pineda, el jefe Ameyalzin…. La lista es larga y no quisiéramos dejar de lado a ninguno.

Durante casi dos años Rostro y Corazón intentó ser un enlace y un medio, digamos, una herramienta de comunicación de la danza.
Una mención de Agradecimiento a Patricia Sanches (+) quien fue fundamental y alma para este proyecto,  

REVISTA:
El proyecto fue en el año 2011 y 2012, con 4 revistas trimestrales. Con la participación activa y entusiasta de personas valiosas como Eugenio Esteves y el profesor Alfonso Sánchez, además de la colaboración en contenidos de personas como el jefe Gabriel Hernández Ramos o Sergio Labrada. Ambos ya en la Región del Misterio.  

TV internet

Durante el año 2015 rostro y corazón comenzó las transmisones de una serie de programas, siguiendo el modelo radiofónico con las secciones de entrevista y tema central, o la agenda y la danza sin fronteras o danza y sociedad, con la participación de Cirenia Celestino, Fabian Frías, Macuilxochitl Ponce y el que escribe en la conducción; Cristina Córdova, Frank, en la producción.
Tuvimos invitados de enorme presencia y jerarquía en la danza, jefes generales como: Guadalupe Hernández, Miguel Martínez, Rogelio Rosas, Rosita Maya Paulino Garnica, Miguel Ángel Pineda, Remedios Osorio y la jefa Urania.
así mismo hemos llevado a cabo ciclos y transmisiones que refrendan la apertura y diversidad con temas de la mexicayotl y el activismo cultural, como la fundación de Tenochtitlan en 2020, y los 500 años durante 2020 y 2021.


Ciclos de Cine de concheros
Han sido varios ciclos de Cine de concheros desde 2009, en 2012, 2020 y 2021. Con presencias notables y temas interesantes, Con el grato recuerdo de la conducción de Berenice Vargas (+) en los 2 más recientes

Producción Editorial

Con el sello editorial de Rostro y corazón, se han editado, además de las revistas antes mencionadas, los alabanceros mexicanos 1 y 2, los títulos de la autoría del que esto escribe, como La misión del Espinal (reediciones desde 2016), Semillas de la Noche(2021), el compilado de poesías de danzantes poetas Palabranzas (2012) y recientemente el compilado de varios autores, Los Rostros de la Resistencia (2021).     


La propuesta

Un sitio Web para la expresión diversa que mantenga el nicho en que nos hemos movido, es decir la danza de concheros, pero que se diversifique y se abra más a las expresiones culturales que tengan que ver con las múltiples raíces nativas que nos nutren, el activismo cultural y social que tiene que ver luego de 500 años ya no solo con la resistencia si no con las propuestas de construcción de nuevas o renovadas identidades.


Sean Pues Bienvenidos y esperamos su participación en este espacio comunitario. Sea a través de investigación opinión análisis, reporte de actividades o convocatorias de los diferentes calpullis mesas, o de ayoyotes sueltos. Dentro de la utopía y sabiendo que para estos proyectos uno desvía tiempo y recursos muy necesarios la vida ordinaria y trascendental, esperemos poder contribuir a la economía intergrupal, estamos abiertos a las propuestas y ser canal de difusión también de las actividades de trueque y de generación de recursos.

José Antonio Cruz Tlacuilo
Febrero de 2022, desde algún lugar en la nación Chichimeca del gran Xolotl.